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Cuida tu Energía Personal

Todo es energía. Si nos basamos en este principio entendemos que la materia no existe. Nos definimos e identificamos con nuestro cuerpo físico, pero en realidad nuestro ser es mucho más amplio, se compone también de un cuerpo sutil.

Nuestro cuerpo es únicamente el vehículo con el que viajamos en esta vida. Sin embargo, el sistema energético es el que contiene toda la información de nuestro Ser Superior, de nuestra Alma, el encargado de sostener y dar forma a todo lo que nos ocurre, a un nivel existencial, mental y emocional. Son estas energías las que producen reacciones biológicas que luego se almacenan en la memoria celular. Las emociones, los pensamientos, no los podemos tocar ni ver con nuestros sentidos, pero todos sabemos que existen y crean nuestra realidad.

Podemos entender lo que conforma nuestro cuerpo energético como un conjunto de información que actúa sobre nuestro cuerpo físico y, en definitiva, sobre nuestros actos cotidianos. Saber cómo funciona y se regula esta estructura energética nos ayuda a mejorar nuestra salud en el día a día. Limpiar, cuidar y proteger el cuerpo sutil tiene las mismas ventajas sobre nuestro bienestar que ducharse, alimentarse adecuadamente o protegerse del sol.

La energía se organiza en campos y redes. El campo áurico limita a los diferentes seres y cosas. El aura es el sistema de frontera energética de nuestro terreno personal. Los componentes energéticos del aura son los que nos alertan cuando alguien invade nuestro espacio (por eso podemos percibir cuando alguien está cerca nuestro aunque visualmente no lo hayamos visto).

El aura existe de un modo natural, pero con las experiencias y las relaciones su límite puede desdibujarse, debilitarse o deformarse. Además, se impregna de todas las sensaciones, experiencias y emociones que hayamos podido tener durante la jornada. Realizar ejercicios prácticos para reforzar y ampliar nuestra aura, nos permite establecer límites personales más claros entre nuestra propia energía y la de nuestro entorno. Limpiar nuestra aura sube nuestra vibración energética haciéndonos sentir más ligeros y más vitales.

Cuando se aprende a tener conciencia de nuestro campo áurico es más fácil establecer sistemas de protección psíquica para nuestro territorio personal a través de símbolos y decretos (la energía sigue la palabra y la intención). Conocer la propia estructura energética y cuidar de ella nos abre la puerta a nuestro poder personal de protección y de sanación.

En nuestra anatomía energética existen unos centros de energía llamados chakras. Los principales son siete y se disponen a lo largo del eje central de nuestro cuerpo. Son los que transmiten la información entre el cuerpo sutil y el cuerpo físico. Si hay alteración, para mal o para bien, en alguno de estos sistemas influye en el otro trastornándolo o beneficiándolo. Cuando existe un desequilibrio en un chakra éste produce desequilibrio en órganos concretos, provocando disfunciones físicas concretas. Abrir y aumentar el flujo energético en los chakras ayuda a revitalizar nuestro cuerpo aural y físico.

Cada chakra está relacionado con desafíos y aprendizajes concretos del proceso de maduración de la persona que se manifiestan emocionalmente y/o mentalmente. Serían lecciones espirituales, como un viaje iniciático en siete fases que nos lleva a una conciencia mayor.

En definitiva, la energía ni se crea ni se destruye, se transforma, lo que supone que siempre podemos cambiar y transformarnos con el objetivo de mejorar nuestra vida.

Fuente: https://www.institutodraco.com

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