El Ashtanga Yoga con calor es una variante de la práctica de yoga que combina las posturas y secuencias del tradicional Ashtanga Yoga con el uso de una temperatura elevada en el entorno de la sala de práctica. Esta técnica se ha vuelto popular debido a los beneficios que se le atribuyen, como el aumento de la flexibilidad, la eliminación de toxinas y la promoción de la relajación profunda.
Una sesión típica de Ashtanga Yoga con calor dura aproximadamente 60 minutos, durante los cuales se realiza una serie de posturas encadenadas en un flujo continuo y dinámico. La serie se compone de una secuencia preestablecida de asanas (posturas) que se van enlazando en un orden específico, siguiendo una respiración rítmica y controlada.
La temperatura de la sala se mantiene alrededor de los 35 grados Celsius, lo cual genera una sensación de calor intenso en el cuerpo. Esta temperatura elevada ayuda a calentar los músculos y las articulaciones, permitiendo una mayor apertura y flexibilidad en las posturas. Además, el calor promueve la sudoración, lo que contribuye a la desintoxicación del organismo y alivio del estrés.
Durante la práctica, se enfatiza la respiración profunda y consciente, coordinando cada movimiento con inhalaciones y exhalaciones. El enfoque principal radica en mantener una alineación adecuada, desarrollar fuerza, resistencia y concentración mental. La secuencia de posturas se adapta progresivamente a medida que el practicante avanza, lo que permite desafiar y desarrollar gradualmente la práctica personal.
El Ashtanga Yoga con calor es una disciplina exigente que requiere esfuerzo físico y mental, pero también brinda beneficios profundos para el bienestar general. Se recomienda seguir las instrucciones de un instructor cualificado y escuchar las necesidades y límites del propio cuerpo durante la práctica, para evitar lesiones y obtener los máximos beneficios de esta experiencia