Mañana empiezo
Cuéntenme, cuántas veces han dicho y con sinceridad eso de que ”mañana empiezo”. Así es, ¡millones! lo sé, pero tranquilos no están solos, hay cientos de anónimos por ahí diciendo lo mismo que ustedes día tras día.
Mi pregunta hasta hace poco era, que pasa con la palabra Yoga que tanto nos hace dudar, ¿A qué le tememos? ¿por qué es tan difícil tomar esta decisión? La verdad, se me ocurren hartas respuestas y todas desembocan en un mismo punto, tenemos miedo. Sí, miedo de hacer algo distinto, miedo a no encajar con un supuesto “perfil”, miedo a vernos ridículos y sobre todo miedo al fracaso. Siendo sincera, yo también lo estaría.
Lamentablemente la publicidad, las redes sociales y nosotros mismos, hemos creado un estereotipo de yogui. ¿A qué me refiero con yogui? a la persona que practica yoga y cada vez se aleja más de nuestro perfil. Nosotros seguimos alimentando este pensamiento acerca de quienes pueden practicarlo, como debería ser, que tendría que comer (o no) y sobre todo como debería lucir.
Estereotipos
Si les pido que me describan a un doctor ¿cómo luciría esa creación en sus ya predeterminadas concepciones? bata blanca cerrada para aquellos de mayor trayectoria y abierta para los más novatos y taquilla, ¿o no? Ahora describan a una yoguini, o sea yogui de sexo femenino (ya les explique lo que era, será fácil). ¿Qué visualizamos?, una mujer joven y radiante, con calzas a la moda y en su brazo, agarrando esa cosita que no se como se llama, ¡Sí!, esa colchonetita, se llama mat de yoga jajaja. Lo mismo pasará si hacemos este ejercicio con TODO.
Es real, existen estereotipos al cual lamentablemente vemos como un modelo a seguir y de esa manera seguimos excluyéndonos por miedo a no encajar con ese perfil. Ya hemos visto también en publicidades, teleseries, Instagram y Facebook, imágenes de hombres y mujeres patas pa’ arriba, todos doblados, estirados y enredados. Toda esta contorción humana digna de Cirque du Soleil, que solo hace replantearnos la idea y darle una vueltita más a eso del Yoga.
Miedos
¡No subestimemos nuestras habilidades y bajemos la guardia! nadie nos está desafiando, sino más bien inspirando. Porque la verdad, son solo fotos y la realidad detrás de las cámaras es otra. No lo tomemos personal, es solo que todos nos queremos expresar, cada uno en su camino sin juzgar, aprendiendo uno del otro en comunidad y alegrándonos por saber que aún nos queda un largo e interesante camino por descubrir y experimentar. De no ser así, habrían aún más peros para seguir excluyéndonos, porque además agreguémosle que; Ya no estoy en edad para esas cosas, no soy flexible y menos espiritual. Tampoco soy vegetariana sino por el contrario, amo la carne. Y ¿qué me dicen de la condición física? Nunca he practicado Yoga, porque además si eres hombre pensarás que es algo “de minas”. No hay tiempo y no tengo la colchonetita. ¿Pero saben algo? Tengo excelentes noticias para ustedes, ¡nada de eso es real!. Los miedos son ilusiones y simplemente trabas que nos ponemos para así ahorrarnos una desilusión más.
Hemos escuchado cientos de veces porque deberíamos de practicar yoga y entiendo que no quieran hacerlo, pero insisto, ninguno de esos miedos son reales. Nada malo puede salir de una práctica de Yoga en sí, lo que haría que todo saliera mal sería simplemente seguir creyendo que debo hacer y SER de una manera, generando un prejuicio no solo del resto sino que por sobre todo frente a uno mismo. No es el Yoga al que le tenemos miedo, sino más bien a nosotros, a querer cambiar, superar y afrontar nuestros miedos, a ser uno mismo, expresarnos y dejarnos ver tal cual frente al mundo. Tenemos miedo a mirarnos, encontrarnos y aceptarnos, creer que siempre nos falta algo para actuar, para poder lograr un objetivo o simplemente para ser feliz, sin duda alguna ese es el gran freno.
El yoga existe porque todos padecemos algún tipo de dolor, ya sea físico o emocional y queremos sanar. Si todos fuéramos flexibles, jóvenes, fuertes, emocionalmente estables, gozáramos de una vida equilibrada y viviéramos en dicha, entonces el trabajo ya estaría “casi” hecho, y digo casi porque el yoga nunca está de más.
¡El Yoga necesita de nosotros, de ti! de tus dolores de cabeza, de esa pena que no sabes como quitártela, de tu experiencia y de tus intentos fallidos por querer decir esta soy yo y me amo tal cual soy o incluso de ese exceso de confianza y ego desbordante que no sabes controlar. Acaso ¿no nos merecemos ese encuentro? ¿no es momento de mirarnos al espejo y tirarnos un piropo? ¿quién dijo que no podemos cambiar? que ya es muy tarde para una nueva oportunidad.
Tú, solo tú te has privado de poder revitalizarte, transformarte y evolucionar en pro de tu crecimiento personal, nadie más lo hará por ti, somos los responsables de nuestra integridad física, mental y espiritual. Creadores de nuestra felicidad y bienestar, que se reflejaran no solo en cada célula de tu ser, sino también en cada decisión y rumbo que decidas recorrer.
Por qué no darnos una oportunidad de decir, “¡sí! me lo merezco” somos merecedores de cada oportunidad que se cruza en nuestro camino y de todo lo que anhelamos y deseamos concretar.
El Yoga es para ti, como para mi y para todos
Siempre habrá algo nuevo que aprender, superar y sanar. En cada clase habrá un lugar esperándote, nunca serás una(o) más y nada de lo que hagas estará mal. Todos intentamos practicar yoga, todos estamos en el mismo camino buscamos lo mismo. Cada cual con sus problemas, dificultades, trabas y caretas, intentando descubrir capa por capa nuestra alma para finalmente SER en toda nuestra magnitud y grandeza.
Para aquellos que ya emprendieron rumbo en este camino, no olviden que cada clase es un nuevo comienzo y oportunidad. Y para ustedes, futuros compañeros de ruta, lo peor que puede pasar es que se arrepientan de haber esperado tanto tiempo para comenzar.
Por Gabriela Concha