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Cómo el yoga cambia tu cuerpo

 

El yoga no es un deporte: involucra mucho más que el ejercicio físico, sino que busca también un bienestar mental y espiritual. Practicar yoga nos permite estar más sanos en todo sentido y sentirnos mejor, evitando muchos problemas y enfermedades desde el primer momento que empezamos una clase. Saber cómo el yoga cambia tu cuerpo es imprescindible para sentirnos mejor por dentro y por fuera.

 

 

Luego de una clase

Luego de tu primera clase de yoga mejorarás la función cerebral: tan solo 20 minutos pueden aumentar tu capacidad cognitiva, concentración y memoria. En investigaciones científicas, los estudiantes que practicaban yoga tenían mejores calificaciones en las pruebas que se les hacían.

 

 

Además, disminuye el estrés en el cuerpo, lo que genera también una menor creación de las proteínas encargadas de la inflamación. Y, por si fuera poco, un estudio noruego dice que el yoga puede alterar la expresión génica de las células inmunes, lo que nos permite estar más protegidos contra las enfermedades.

 

 

Y lógicamente, el yoga nos ayuda a flexibilizar los hombros, la espalda baja y los isquiotibiales; aporta más fuerza y genera menor cantidad de grasa corporal que otros ejercicios.

Luego de unos meses

Después de unos meses de practicar yoga regularmente, notaremos que nuestra presión arterial es más baja, especialmente si padecemos de una hipertensión moderada. La diferencia también se nota con otros deportes como caminar.

 

 

Investigaciones han visto que, tras practicar yoga por 15 semanas, la capacidad pulmonar mejora notablemente permitiendo llegar a la máxima cantidad de aire contenido en los pulmones tras una inhalación.

El yoga también podría ser bueno para tu salud sexual: aumenta la excitación, el deseo, el orgasmo y la satisfacción sexual en general. En las mujeres, el yoga ayuda a que nos familiaricemos más con nuestro propio cuerpo y redescubramos la sexualidad.

 

 

 

 

Reduce el dolor de cuello y espalda crónicos con tan solo un mes de yoga practicándolo de forma regular, especialmente en aquellos que tienen enfermedades de la columna; mientras que 12 semanas podrían ayudarnos con nuestros problemas de ansiedad.

Aquellos que tienen diabetes pueden gozar de un mantenimiento de los niveles de azúcar en sangre: con solo tres meses no solo conseguiremos esto sino también una reducción del índice de masa corporal.

Por si fuera poco, el yoga mejora el sentido del equilibrio en los adultos mayores, previniendo las caídas en aquellos que tienen más de 65 años, algo que puede acabar con problemas como la rotura de cadera, especialmente en mujeres. Solo es cuestión de encontrar el tipo de yoga adecuado: el Iyengar está diseñado para personas de la tercera edad.

Luego de años

 

 

Si ya llevamos años practicando yoga, los cambios en el cuerpo son grandes y muy beneficiosos: probablemente lleguemos a la vejez con unos huesos fuertes, ya que previene la pérdida de densidad ósea. No solo no perdemos minerales en el hueso, sino que ganamos más al practicar yoga por al menos dos años.

 

 

Además, nos ayuda a lo largo de la vida a perder peso cuando lo precisamos y mantenernos en los niveles adecuados de masa corporal, independientemente de la edad que tengamos. Y como practicar yoga es parte de una vida saludable, reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, manteniendo el corazón sano mediante la reducción del colesterol, la presión arterial y controlando los niveles de azúcar en sangre.

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